28 de marzo de 2012
Continúo con mi opinión y experiencia personal, con el relato que comencé en la entrada “Llegando a dos años de vivir en el Quebec”.
No todo es bonito ni bueno en Canadá
(No, ni en NINGÚN lado del Planeta).
Simplemente los pajaritos de colores que se posan en la mano de Blanca Nieves cuando canta en las películas de Walt Disney, y las hadas que nos conceden los deseos no existen en esta realidad.
Y Canadá no es ningún país avanzado en donde todo es robotizado y todo es de altísima tecnología. La gente no es más inteligente ni más educada que nosotros. Para nada.
Esta cosa es lo mismo que en Colombia (o en cualquier otro país hispanohablante), en donde la «alta tecnología» está en algunas empresas o en las universidades. En la calle y en el campo todo es casi que lo mismo.
(Obviamente, respetando las diferencias en muchos sentidos. Aquí la tecnología de algunas empresas y de las universidades tiene más recursos que, por ejemplo, en Colombia. El nivel de vida o económico de la gente también les permite comprarse mejores cosas para vivir o para producir —como la maquinaria súper automatizada que utilizan muchos de los campesinos—. Lo que resalto de este país es la DISCIPLINA y la ORGANIZACIÓN de la gente; por eso es que han logrado lo que tienen. Ésta es la única diferencia de fondo entre Latinoamérica y Canadá).
Tampoco en Canadá a uno lo van a recibir como si hubiera llegado el Mesías, ni tampoco le van a servir todo en bandeja de plata. Las cosas de ese estilo JAMÁS van a llegar solas. Es normal.
El «sueño canadiense»
Lamento mucho decepcionarlos y decirles que aquí es igual que en todas partes del mundo: sólo ganan los que se esfuerzan, los que se saben enfocar y buscar lo suyo con constancia, paciencia y DISCIPLINA. Así se logra el VERDADERO sueño canadiense: el éxito profesional, personal y familiar sin descuidar nuestra dimensión espiritual y humana.
El resto de las personas que no hace eso, el que ni siquiera lo intenta o el que sucumbe en los primeros intentos caerá detrás, en la sombra.
Hay diversos niveles de «sombra»…
Algunos se sentirán bien en la sombrita, al borde de todo, viviendo con lo básico con tal de «vivir tranquilos» y diciendo cosas del estilo «que los hijos se eduquen mejor que yo, aunque yo no viva tan contento«… «Por lo menos este ‘nivel de vida’ aquí es mejor que en mi tierrita«.
Eso dicen algunas personas, tal vez muchas más de las que uno cree. Y no lo critico; cada quién tiene sus puntos de vista y objetivos de vida. Es algo que debo respetar.
Sin perder la humildad, lo que yo en lo personal no quiero es ser un conformista; quiero sacarle más jugo al limoncito que la vida me dio hasta que me nazcan los limoncitos que sembré y los que estoy sembrando a cada momento, a los cuales a su debido tiempo les tocará el momento de ser exprimidos.
♩ ♫ ♪ Si la vida te da limones, aprende a hacer limonada,
y si la vida te da huevos…
¡Bendito sea mi Dios, con todo eso voy a poder montar negocio!.
La HUMILDAD, la pobreza y el recuerdo vivo que hay que serlo y nunca perder estas virtudes.
Como dice un libro muy famoso, escrito por gente inspirada:
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.»
(¡Ojo!, dijo «mansos», no «mensos»).
Siguiendo con mi historia…
En el transcurso de todo este tiempo he vivido y sigo viviendo momentos difíciles (mucho más ahora que antes). Obvio, los momentos difíciles no son a toda hora. De lo que me he dado cuenta es que estos momentos hacen parte de esto, del proceso migratorio a otro país, de la vida en general, y probablemente si incluso me hubiera ido a vivir a otra ciudad dentro de mi mismo país de origen, en unas condiciones similares y arrancando desde cero, hubiera tenido algunos de estos bajones emocionales y económicos, tal como los que he sufrido en Canadá.
Decidiendo
De todas las opciones que tengo (que son muchísimas — leer mi entrada anterior en lo que hablé acerca del exceso de información —) he tomado las opciones que creo que pueden ser las mejores para mí. Otra vez pensando en INVERSIONES A LARGO Y MEDIANO PLAZO. No son inversiones directamente en dinero, sino en preparación para la vida, opciones asumidas con DISCIPLINA.
La opción que tomé fue de comenzar trabajando un poco en algo más o menos sencillo, pero relacionado en algo con mi profesión, para de esta forma para poder ahorrar, y luego con lo recogido poderme “dar el lujo” de comenzar a estudiar para hacer valer mi carrera aquí.
Bastante duro me ha dado adaptarme al sistema educativo de esta provincia, y sobre todo a la forma que tienen de hacer las preguntas en los problemas propuestos. Ahora estoy dedicado 100 % a estudiar, y no tengo préstamo-beca (prêt-et-bourse) ni nada de ayudas debido a la forma en que tomé el estudio (por materias y no dentro de un programa completo). Sólo vivo de mis pocos ahorros…
Por la presión actual de tiempo según el objetivo que tengo y la DISCIPLINA con que lo asumo, no puedo trabajar ahora y entonces no entra dinero por ese lado. No quiero profundizar en nada más de eso, no digo más… Es duro.
Es duro recordar que en Colombia el trabajo, luego de varios años, me permitía vivir relativamente bien, ir a rumbear, pagar gimnasio, etc… Ahora aquí, por cuenta de mi decisión vivo con menos de lo mínimo del estándar canadiense y sin nada de lujos aparte de comer y dormir.
(Ahí me acuerdo y medito acerca del valiosísimo hilo del Foro: «Si Ud. es profesional y con trabajo… no se vaya a Canadá.»).
En muchísimas ocasiones se me ha bajado la moral, y me quiero devolver a mi país de origen, pero apenas miro para atrás sé que no me puedo devolver porque ya quemé los barcos (es el caso de muchos, sea por edad —se es MUY viejo en Colombia luego de los 30 años—, por desempleo, etc.)…
«¡¿Entonces qué ·&%@·$%·ª! voy a hacer?!» (me pregunto).
«¡¿Cuándo Hewelett-Packards es que estas Hewelett-Packards inversiones van a dar HP frutos?!»
«¡Ya estoy demasiado cansado en todo sentido!».
(Paréntesis: tomar multivitamínicos o comer muchas verduras y frutas variadas ayuda un poquito).
Quiero resaltar que gracias a la ayuda de muchos amigos y amigas, (tanto emigrados como aún no emigrados), y gracias a Dios que se ha manifestado Él sólo o por medio de las personas y me ha calmado y mostrado el camino, es que he salido adelante. A veces es mucha la soledad que se siente, y los amigos son fundamentales.
A todos estos amigos y amigas, UN MILLÓN DE GRACIAS.
Un amigo al que le tengo mucho aprecio, que ha pasado por situaciones muy humillantes, me ha dicho algo que a él le dijo otro amigo en un momento que lo necesitaba. Ahora quiero compartirlo con ustedes y yo también volver a leer y meditarlo:
«El hombre no se mide por las veces que se cae, sino por las veces que se levanta».
[Lee la continuación: Hablemos de las carreras]
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