Hoy te voy a contar una historia que me pasó esta semana.
¡Me ofrecieron un empleo!
Era algo casi que soñado, no necesitaba tener experiencia en el área, podría trabajar desde casa, y se trataba de una empresa que daba la impresión que iba a pagar muy bien.
¿Maravilloso? – ¡NO, para nada!
Todo se trataba de una trampa, un mensaje de correo de phishing, lo que en criollo diríamos “una pesca de incautos”.