Cómo lo que aprendí en la secundaria me ayudó a tener las bases para triunfar en Canadá

colegio colores

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Muchas personas hablan de la inmigración como proyecto de vida. Yo prefiero verla simplemente como una etapa más de mi proyecto, no como el fin del mismo.

Con este artículo, conocerás algunos consejos para escoger tu ciudad de destino y una motivación para que comiences a pensar en serio en hacer un proyecto de vida.

grupo-bachillerato
Foto (CC) por Reindertot
No, esa no es mi foto… (pero es parecida)

Esta semana vi pasar por Facebook una foto del recuerdo.

Se trataba de mi grupo de 11 en el colegio, el año en el cual uno se gradúa del bachillerato (la escuela secundaria en Colombia), y se abre paso al futuro incierto de iniciar una nueva etapa en la vida.

Comencé pues a recordar la gran similitud que hace algunos años encontré entre dos cosas aparentemente tan diferentes: salir de la escuela en mi país natal, y emigrar permanentemente a un nuevo país como profesional.

Sí, al emigrar me iba a enfrentar a un futuro incierto, de donde sólo conocía parcialmente algunas variables e iba a encontrar infinidad de nuevos retos, armado de muchas ilusiones y de cierta forma algo de inocencia.

¿Te confieso cuál herramienta es la base para mi éxito en Canadá?

La tarea que más me marcó en la secundaria: el Proyecto de Vida.

El proyecto de vida: La tarea que marcó mi vida (y tal vez la tuya)

Probablemente a ti también te tocó esto.

En uno de mis últimos años de secundaria, me pusieron como tarea la realización de un “Proyecto de Vida”.

Era un entregable obligatorio, en fases durante todo el año, y que a muchos -como nunca falta- puso con las defensas en alto.

En mi caso, aunque no quería la carga de trabajo, el tema me interesaba, ¡podría planificar mi futuro!

Al tener la suerte de recibir varias sensibilizaciones y formaciones al respecto, ese tema me quedó gustando muchísimo, tanto así que superó la etapa de la obligación de tener que hacerlo como tarea.

lápices de colores

¿En qué consistía?

En este proyecto tenía que realizar un plan para mi vida, y para ello me ponían a analizarme, a conocerme mejor, para luego proyectarme hacia el futuro.

Esa proyección a futuro era una imaginación, que resultaba de las bases concretas que ya había analizado del ambiente que me esperaba.

¡Todavía recuerdo los dibujos que hice para ilustrar el estado mental, físico, emocional, y los logros que tendría en mi futuro!

Así es, pintar o poner fotos de lo que uno espera ser o lograr, ayuda a hacerse una idea más concreta, y a no olvidar hacia dónde se quiere ir.

Te confieso que, a este momento de mi vida, ya he realizado varias de las cosas de ese plan de mis años escolares. Recordar esos logros, junto con el dibujo que hice para representarlos, es una de las cosas que siempre me trae alegría, y me ayuda a tener presente que muchos de los objetivos, cuando se toman en serio, sí se pueden realizar.

Un nuevo proyecto de vida (o una actualización)

Cuando comencé a planificar mi emigración a Canadá como trabajador calificado, pensé que hacer algo similar a lo que elaboré cuando era adolescente era una muy buena idea. Entonces comencé a realizar un plan, con detalles y todo.

Esta vez ya era un adulto y conocía muchas más cosas acerca del mundo, incluyendo la realidad de tener que trabajar para ganarme el sustento.

También sabía que un proyecto tiene que ser flexible y adaptarse de acuerdo a las nuevas circunstancias e imprevistos que resulten en el camino.

En este artículo trato el tema de manera individual, pero si se viene en pareja, este ejercicio hay que realizarlo tanto a nivel personal como familiar, pues es un proyecto compartido.

Cómo lo hice

PRIMERO, debía dejar tres cosas en claro, aunque sonaran obvias:

  • Se trata de mi vida, y nadie del exterior tiene derecho a planificarla para mí, pues soy yo quien la va a vivir.
  • Yo y sólo yo soy responsable de planificar, hacerle seguimiento y llevar a cabo el plan.
  • Mi proyecto de vida es diferente al de otra persona, y no tengo por qué compararme con nadie. Nadie sabe qué pasa “puertas para adentro” en la vida de los demás.

SEGUNDO, realicé un par de análisis:

El personal, en donde puse por escrito todos mis valores, defectos, virtudes, miedos y deseos.

El del destino, en donde evalué lo mejor posible todo acerca de Canadá: sus provincias, ciudades; y en cada una de ellas, sus idiomas, cultura, oportunidades y obstáculos para mi empleo, oportunidades y obstáculos para mi desarrollo personal y familiar, etc.

Para cada lugar de mi interés (que luego del análisis no pasaba de 5 ciudades), me propuse dejar en claro cuáles eran sus pros y sus contras con respecto a mi propia situación.

Sí, desde antes de emigrar hay que hacer la tarea y consultar lo que más se pueda acerca de todos los aspectos del lugar de nuestro interés, utilizando todos los recursos a nuestra disposición. Y es bien importante no contentarse solamente leyendo o mirando un solo recurso, todas las opiniones e informaciones son valiosas.

TERCERO, tomé la decisión del lugar en donde vivir según lo que esperaba de mi vida, y elaboré un plan específico.

familia

Algunos detalles adicionales

Para realizar los análisis y planes, no todo debe centrarse en el tema del empleo, a pesar de ser algo supremamente importante.

Es fundamental tener en cuenta para nuestros primeros tiempos en Canadá, que existe una posibilidad de tener que trabajar en algo que no sea de nuestra profesión. Podrían tal vez ser trabajos de supervivencia, para los que estaremos sobrecalificados.

Otras personas llegan a mejorar su idioma antes de aventurarse a trabajar, cosa que es importante si no se viene con un buen nivel.

Y otros prefieren comenzar a estudiar en la universidad…

Hay miles de opciones y a veces, con todo el enredo, perdemos de vista la base: que somos seres humanos y buscamos la felicidad como el objetivo principal.

Es por esto que me atrevo a decir que no debemos jamás olvidar la planificación de ciertos aspectos para nuestro entorno emocional y espiritual.

Parte de los aspectos que a veces olvidamos son los posibles eventos como la soledad, la dificultad de integración, y el manejo de diferentes obstáculos que no faltan en este largo camino.

Es importante nunca dejar de lado el aspecto social.

Cuando estamos en pareja, en familia, es de gran ayuda visualizar cómo nos queremos ver en el futuro, y cómo será el futuro de nuestros hijos en el ambiente en donde irían a crecer.

¿Qué podemos hacer para mejorar el futuro de cada uno de nosotros? ¿Qué estrategias debemos tomar para ser más positivos?

Por hoy, podríamos concluir que

Tener un proyecto de vida, con unos objetivos establecidos, nos permite hacernos una auditoría interna para exigirnos un poco más de nosotros mismos, y de esta manera encontrar alternativas ante los problemas que siempre vamos a encontrar.

Un proyecto de vida es una herramienta para lograr el éxito en todos los aspectos.

Es tan largo el tema, que me gustaría tratarlo con más detalle en una próxima entrada.

¿Te gustaría que lo hiciera?

Me encantaría leer qué piensas de tu proyecto de vida, cómo lo realizarías y qué consejos le darías a las demás personas que nos leen.

Espero leer tus comentarios en el espacio debajo de este artículo.

Y si te gustó, te invito a compartir este enlace con tus amigos.

¡Muchos éxitos y nos vemos en la próxima!

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Una respuesta a «Cómo lo que aprendí en la secundaria me ayudó a tener las bases para triunfar en Canadá»

  1. Avatar de Luis
    Luis

    Hola de nuevo Luis!

    Coincido ampliamente contigo, emigrar es un proyecto de vida. Más aún si es en plan familiar porque hay que tomar en cuenta la opinión y sentimientos de los integrantes de la familia, porque me parece que si todos están convencidos la integración a esa nueva vida es posiblemente más rápida.
    Espero que en alcance a este blog escribas más acerca de este tema.

    Saludos cordiales.

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